Leonor Berlanga ha vivido muchas vidas y en lugares muy distintos
Vivió su niñez en el Sáhara y su maternidad en Suiza, y entre tanto fue conociendo de cerca todas las Europas, las nuevas y viejas: Del mediterráneo a los Países Bajos.
Éste es el espíritu de su obra, el ánimo incansable de una aventurera. Sus colores se han ido llenado de paraísos que nunca podrá encontrar, porque solo existen en sus ojos de niña.
Mi abuela tenía un patio interior encalado donde crecían unos rosales rojos, muy rojos…Mi primer dibujo fue una rosa. Al empezar a pintar un cuadro acudo siempre a esa la felicidad que solo se siente en la infancia: las vacaciones, el olor a mar, el ambiente cálido en la piel…”
En el Aaiún jugábamos todos juntos, los niños extranjeros con los de allí. En una ocasión, una niña me dijo que fuese con ella a un sitio donde se encontraban juguetes. ¡Era un vertedero! Allí había algo que llamaban piedra-plastilina. Era arcilla. Y con aquella arcilla, en aquel vertedero donde los niños jugaban, yo modelaba.”
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La pelea por SER