En la feminidad de Leonor no hay asomo de languidez. Al contrario, encontramos una visión salvaje de lo femenino, que rompe para crear. El cuadro tiene que sufrir para acabar siendo lo que es.
Pero no siempre el proceso culmina en éxito. Aveces, en su pelea por ser, el cuadro muere.
Siento que mis cuadros están vivos. Son cuadros vivos que puedes matar en el
proceso. Como las personas, alguna tiene durante su vida un bache y se queda por el camino”
Pero aun muertos, Leonor siempre guarda los cuadros que han sucumbido al proceso de creación. Incluso durante años, espera pacientemente una oportunidad para volver a darles vida. Y a veces consigue rescatarlos.
Sus cuadros acaban teniendo muchas vidas, como ella misma. Solo así consiguen tener latido. Las obras de Leonor son pedazos de sus distintas vidas. Pinturas vivas, a veces heridas, siempre de nuevo en pie.
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La pelea por SER